La medición y el entendimiento de los signos vitales son elementos
importantes de la evaluación que pueden conceder información sobre el estado de
salud subyacente. Es recomendable la
educación del paciente sobre los signos vitales ya que es fundamental en la
promoción de salud. Uno de los signos vitales valorados en la enfermería es la
temperatura corporal. Los cambios
positivos de los signos vitales aportan datos objetivos para animar a las
personas a seguir un estilo de vida saludable.
Los seres humanos somos de sangre caliente, por tal razón, mantenemos una
temperatura corporal interna constante, independiente del entorno exterior. La temperatura del cuerpo o la superficie de
la piel puede cambiar considerablemente bajo condiciones ambientales y la
actividad física. Las
células, tejidos y órganos del cuerpo necesitan esta temperatura interna
constante y trabajan de manera óptima dentro de un rango de temperatura
relativamente estrecho. La temperatura corporal normal cuando se evalúa
por vía oral comúnmente oscila entre 36.5℃ y 37.5 ℃ (97.6 ⁰F - 99.6 ⁰F). Este estado de temperatura corporal normal en
un paciente se conoce como afebril.
Cuando la temperatura excede los 37.5 ⁰C, esto se
denomina hipertermia, fiebre o pirexia. La
temperatura corporal puede fluctuar con el ejercicio, los cambios en los
niveles hormonales, los cambios en la tasa metabólica y los extremos de las
temperaturas externas. En
general, las temperaturas rectales pueden ser 0.5 ⁰C (1 ⁰F) más altas que las
temperaturas orales y las temperaturas axilares 0.5 ⁰C (1⁰F) más bajas que las
temperaturas orales, aunque es difícil convertir con precisión las temperaturas
obtenidas en diferentes sitios. Las
temperaturas medidas sobre la arteria temporal tienden a aproximarse a las
temperaturas orales, mientras que las temperaturas timpánicas se encuentran cercanas
a mitad de camino entre las mediciones normales de temperatura oral y rectal.
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